¿Qué es la Prostatitis?
La prostatitis es una de las enfermedades más fáciles y más difíciles de tratar. Muchas veces vamos a encontrar pacientes que llegan a la consulta diciendo: “Me han dicho que tengo que resignarme”, “me han dicho que esta enfermedad no se puede curar”, “me han dicho que esto es incurable”; y es que uno de los grandes problemas de la prostatitis es el mal diagnóstico que lleva muchas veces a un mal tratamiento.
Los síntomas son:
- Aumento de la frecuencia urinaria en el día (polaquiuria)
- Aumento de la frecuencia urinaria en el día (nicturia)
- Dolor en el vientre bajo
- Dolor en los testículos y el ano (dolor perineal)
- Dolor en la espalda baja
- Dolor en los glúteos
- Dolor en el bajo vientre
- Ardor al orinar
- Dolor en el pene
- Orina maloliente
Clásicamente, la prostatitis puede ser dividida en cuatro grupos:
1. Prostatitis aguda
2. Prostatitis crónica (usualmente asociada a infecciones)
3. Prostatodinia
a. Prostatodinia inflamatoria
Usualmente, está asociada a hábitos de vida no infecciosos que han generado una inflamación de la próstata.
b. Prostatodinia no inflamatoria
Usualmente asociada a problemas que no se encuentran en la próstata, y que han llevado a un mal diagnóstico y un mal tratamiento del paciente.
4. Prostatitis asintomática
Clásicamente, los nombres que más vamos a encontrar para el manejo de este problema van a ser: prostatitis, la palabra “prostatodinia”; otros van a encontrar las palabras como “dolor pélvico crónico del varón”. Hay enfermedades que se pueden confundir como la fibromialgia perineal, el síndrome del músculo elevador del ano, la neuralgia del nervio pudendo, entre otras enfermedades que pueden simular una prostatitis; pero que cuyo manejo es totalmente diferente.
La causa más común de este problema es la contractura crónica del piso pélvico. Entonces, la fisiopatología (esa es la definición) va a depender mucho del tipo de prostatitis de la que estemos hablando.
No es lo mismo una prostatitis infecciosa (que está asociada a una enfermedad de transmisión sexual, a estreñimiento, a relaciones contra natura), que una prostatitis crónica inflamatoria en donde puede estar asociada a problemas como aguantar el orinar, bajo consumo de agua, sedentarismo crónico, muchas horas sentados sobre superficies duras o calientes, etcétera.
Tampoco estará asociado a otros problemas, como por ejemplo: prostatitis crónica no inflamatoria (muchas veces el nombre al cual yo considero incorrecto, debido a que casi siempre el problema no está en la próstata sino por fuera de la próstata; por lo cual, yo muchas veces, en mis videos, a este problema lo denomino “pseudo prostatitis”, debido a que simula los síntomas de la prostatitis sin que el problema sea prostatitis). Una de las causas más asociadas a este problema es el aguantar el orinar, estrés crónico, alteraciones en el cortisol, progesterona, testosterona, etcétera.
Todo buen tratamiento requiere primero de un buen diagnóstico, y el diagnóstico es fundamental en este caso. La consulta médica nos puede orientar un problema, conociendo los hábitos de vida de la persona, en qué trabaja, cómo empezó su problema, qué hábitos y comidas aumentan o disminuyen los síntomas. El examen físico es fundamental debido a que nos permite diferenciar si el problema es extraprostático o prostático.
La presencia de fiebre suele solo estar presente en el caso de prostatitis aguda.
Los exámenes auxiliares van a cambiar según las necesidades; entre ellos tenemos:
1. Urocultivo
Suele ser positivo, usualmente, en la prostatitis aguda y algunas veces en la prostatitis crónica.
2. Cultivo de semen
Suele ser positivo en cerca del 40% con infecciones prostáticas; siendo un examen rápido y sencillo.
3. Prueba de los cuatro vasos o stamey
Es una prueba en donde, postmasaje prostático, se obtienen varias muestras de orina; lo cual tiene una sensibilidad mayor que el cultivo de semen para encontrar infecciones de la próstata. Usualmente, se suelen asociar esta prueba junta con la prueba del semen, para poder aumentar la probabilidad de encontrar una infección; sin embargo, la tasa de éxito promedio de esto suele bordear el 60% de los casos.
4. El PSA o antígeno prostático
Usualmente, se utiliza para el diagnóstico de cáncer de próstata; sin embargo, también puede sernos de ayuda en el caso del manejo de la prostatitis. Se ha encontrado estudios donde la elevación del PSA está asociada también a infecciones o inflamaciones de la próstata o crecimientos prostáticos (hiperplasia benigna de próstata o HBP severo). Por otro lado, también hay estudios que demuestran que la disminución del PSA a rangos por debajo del 0.6 está asociada también a una mayor probabilidad de problemas de piso pélvico.
5. Exámenes serológicos para enfermedades de transmisión sexual
Puede ser necesario, en algunos casos, también exámenes de sangre para detectar micoplasma, clamidia, VDRL y otras enfermedades, en el caso de sospecha de enfermedades de transmisión sexual, que pueden estar generando inflamaciones en la próstata. Otros análisis de sangre que pueden ser necesarios en algunos casos son, por ejemplo, la medición de la vitamina D, , el cortisol, la progesterona, el estradiol total, la estrona; los cuales pueden darnos un indicio de cuál es el mejor manejo para la próstata.
6. Ecografía de vejiga y próstata y ecografía de piso pélvico
No es lo mismo una ecografía de piso pélvico, en donde evaluamos, mediante elastografía, todos los músculos del piso pélvico, que una ecografía simple de vejiga y próstata. En la ecografía de vejiga y próstata veremos la capacidad de la vejiga y si está reteniendo orina; así como las características de la próstata y el tamaño de la misma. En una ecografía de piso pélvico, además veremos las características de la uretra, de las vesículas seminales y sobre todo evaluaremos las características de los músculos del piso pélvico, como el músculo puborrectal, el isquiocavernoso, el músculo elevador del ano, etcétera. Este examen es uno de los más importantes para el correcto diagnóstico de un problema de piso pélvico.
7. Cistoscopia
La cistoscopia, idealmente, debe ser una cistoscopia flexible, la cual nos permite una correcta evaluación de la uretra para buscar obstrucciones en la vía urinaria baja, también una evaluación del tono del esfínter urinario; así como la presencia o no de micción incoordinada. Usualmente, en la mayoría de cistoscopias vamos a encontrar inflamaciones en la próstata, las cuales no necesariamente quieren decir que el paciente tenga una inflamación prostática; a veces, la misma colocación del gel anestésico puede generar una irritación en la próstata y ser confundida; por lo cual, este examen no debe ser tomado muy en cuenta como presencia o no de una inflamación en la próstata. La cistoscopia es útil para descartar otros problemas, como la contractura del esfínter urinario, el cáncer de vejiga, la presencia de cálculos en la vejiga o el diagnóstico diferencial de otra enfermedad, como la cistitis crónica.
8. Urodinamia
La urodinamia no suele ser solicitada como de primera línea para el manejo de una prostatitis; sin embargo, ante la sospecha de una, ante la falta de respuesta a los tratamientos convencionales o ante la sospecha de una disfunción miccional (contractura del piso pélvico), puede ser necesario este examen para una correcta evaluación de la musculatura del piso pélvico, o también ante la sospecha de un problema vesical asociado.
9. Examen manual
Muy importante para la definición del diagnóstico y, por ende, del tratamiento adecuado para el paciente.
Nuevamente, para el correcto tratamiento, requerimos de un buen diagnóstico, y existe una innumerable cantidad de tratamientos, dependiendo mucho del tipo de prostatitis, de las patologías asociadas, el tiempo de enfermedad y la intensidad de los síntomas. Entre los tratamientos más comunes se encuentran:
1. Tratamientos naturales:
a. Fitoterapia
En la fitoterapia son utilizados medicamentos como el saw palmetto, el achiote, la guanábana, la cúrcuma, suelen ayudar con las inflamaciones a nivel de la próstata.
b. Suplementación orthomolecular
Dependiendo del problema de fondo, algunos pacientes pueden requerir algún tipo de suplementación adicional para combatir sus problemas. Entre los más comunes, se encuentran las suplementaciones de zinc; usualmente, ideal para inflamaciones de la próstata. Uno de los que más se receta en nuestra institución es el el . La suplementación de magnesio, debido a que el y el citrato de magnesio suelen tener algún efecto relajante muscular que suele mejorar contracturas de piso pélvico. Uno de los más usados en Urozen es el magnesio CBS.
En algunos casos puede ser necesario algún otro tipo de suplementación orthomolecular, como por ejemplo: testosterona, progesterona, cortisol, omega-3, DHEA etcétera; según las necesidades del paciente.
2. Tratamiento farmacológico
Existe una gran diversidad de medicamentos según el origen, entre los más usados se encuentran:
a. Antibióticos
Muchas veces sobrerecetados, debido a que muchos pacientes reciben, asumiendo que todos los problemas prostáticos o todas las prostatitis están asociadas a una infección, lo cual no es cierto. En nuestra experiencia, menos del 30% de pacientes que acuden por prostatitis, tienen la solución en el uso de antibióticos. Entre los antibióticos no existe un antibiótico estándar para solucionar el problema, y su uso debe reservarse solo para cuando hay evidencia de una infección debido a la altísima probabilidad de generación de resistencia bacteriana, además de los efectos secundarios del uso crónico de antibióticos.
b. Analgésicos (AINEs)
Usualmente utilizados como calmantes, tienden a aliviar los síntomas de la próstata. Hay que tener mucho cuidado en su uso, debido a los efectos secundarios, cuando se usan a mediano y largo plazo.
c. Inhibidores alfa adrenérgicos
Entre los inhibidores alfa adrenérgicos se encuentran la tamsulosina, doxazosina, entre otros; que pueden ser usados en algunos casos para el tratamiento de la prostatitis; sin embargo, debe reservarse para problemas efectivamente de prostatitis infecciosa o prostatitis inflamatoria, siendo escasa su utilidad en casos de prostatitis no inflamatoria (prostatodinia).
d. Tadalafilo
El tadalafilo suele tener indicaciones puntuales para los niveles de la fosfodiesterasa. El más usado es el tadalafilo, que suele tener un efecto limitado en algunos tipos de prostatitis. Suele usarse en caso de pacientes que también presentan disfunción sexual eréctil durante la consulta médica.
e. Pregabalina/gabapentina
Son medicamentos que suelen ser usados para el manejo del dolor en casos extremos, usualmente en pacientes con prostatodinia. No se recomienda su uso en el caso de prostatitis crónica.
f. Duloxetina
Duloxetina es un tratamiento que suele usarse en casos de prostatodinias con una contractura severa a nivel del esfínter urinario. Su uso debe ser manejado por un médico especialista debido a los efectos secundarios que este medicamento puede tener.
g. Otros medicamentos
Existe una innumerable cantidad de medicamentos que también pueden ser utilizados para el manejo de los problemas, como: el tramadol, la morfina, el clonazepam, el alprazolam, ciclobenzaprina, el flectadol, el pridinol, amitriptilina, entre otros; cuyo uso debe ser sometido al juicio médico, luego de evaluar los pros y contras del uso de estos medicamentos.
3. Tratamientos complementarios
Cannabis
Suele tener alguna utilidad en algunos pacientes con un dolor pélvico crónico. Su uso, sea en CBD y/o THC, debe ser hecha por médicos certificados con experiencia en el manejo de estos medicamentos.
Existe innumerable cantidad de procedimientos que pueden ser concomitantes al tratamiento farmacológico o no. Dentro de los más usados se encuentran:
1. Ozonoterapia rectal
La ozonoterapia rectal con o sin autohemoterapia suele ser reservada para problemas inflamatorios de la próstata y de la vesícula seminal. Su frecuencia puede variar según criterio médico, pudiendo realizarse de 2 a 3 veces por semana.
2. Fisioterapia
La fisioterapia es uno de los tratamientos estándares para el manejo integral del paciente con dolor pélvico crónico. Dependerá mucho del fisioterapeuta, las herramientas a utilizar, que pueden ser: punción seca, masajes, estiramientos, tecarterapia, magnetoterapia, etcétera. En Urozen se dispone de un gran staff de fisioterapistas de piso pélvico, que trabaja en conjunto con los médicos para el correcto manejo del paciente.
3. Electromagnetismo
Dentro de los tratamientos electromagnéticos, mi preferido es el StarFormer, de la empresa Fotona. Me encanta este equipo porque me permite programar las características de las contracciones de los músculos del piso pélvico según lo que uno busque en el paciente; es decir, aumentar la contracción o disminuir la contracción. Este último efecto es el que se busca en las terapias electromagnéticas para el correcto tratamiento. Este electromagnetismo puede estar asociado o no a fisioterapia o a ondas de choque según la necesidad del paciente; y en ondas de choque igual, estas ondas de choque pueden estar asociadas a electromagnetismo o fisioterapia según las necesidades del paciente.
4. Electroestimulación
Tratamiento de primera línea para, a través de corriente eléctrica controlada, disminuir los síntomas de dolor y frecuencia urinaria en varones con prostatodinia.
5. Ondas de choque de baja intensidad
Las ondas de choque de baja intensidad suelen ser reservadas para pacientes con prostatodinia en ausencia de infección. Usualmente, es un tratamiento de segunda línea cuando la fisioterapia tiene una pobre respuesta o una respuesta parcial.
6. Terapia neural
La terapia neural con procaína es un método que se utiliza exclusivamente para pacientes con dolor pélvico crónico de origen no prostático. . Este método puede requerirse repetir varias veces para lograr un efecto satisfactorio, y puede ser combinado con los otros métodos anteriormente descritos.
7. Psicoterapia
La psicoterapia es también una parte fundamental del tratamiento, el acompañamiento emocional de los pacientes con un dolor que puede ser invalidante muchas veces, es importante para el correcto manejo de nuestros pacientes. En el caso de ser necesario, el psicoterapeuta puede derivar al paciente a un psiquiatra para la medicación adicional que pudiera o no requerir, según el caso.
8. Terapia de dolor
En Urozen disponemos también de médicos anestesiólogos especialistas en terapia de dolor que pueden realizar tratamientos avanzados como neuromodulación y/o bloqueo del nervio pudendo para el tratamiento de problemas de dolor pélvico crónico que son refractarios a otros tratamientos.
9. Procedimientos quirúrgicos
Dentro de los procedimientos quirúrgicos más usados, usualmente en Urozen combinamos la colocación de toxina botulínica, plasma rico en plaquetas con o sin células madre y/o exosomas para el manejo de la prostatitis. En algunos casos puede ser necesario también la colocación de antibióticos intraprostáticos.
10. Cirugía prostática
Finalmente, la cirugía prostática rara vez es útil para el manejo de los problemas prostáticos. Puede ser reservado para ciertos casos puntuales, en donde hay una inflamación demostrada a nivel de la próstata, que no compromete órganos asociados.
En mi experiencia personal, ya que los resultados no son muy satisfactorios. Suele tener mejores resultados cuando este método es combinado con terapia física, toxina botulínica u otros métodos asociados; logrando la cirugía, desobstruir al paciente; y los otros métodos asociados, manejar la contractura severa del piso pélvico del paciente.