¿Qué es la Cistitis Crónica?​

Es una de las enfermedades más problemáticas que una mujer puede enfrentar desde el punto de vista urológico.

Existen muchos tiempos de cistitis crónica, y cuyos tratamientos suelen ser parecidos, más no iguales. Entre las más comunes se encuentran, por ejemplo, la trigonitis; la cistitis crónica, propiamente dicha; la cistitis crónica eosinofílica; la cistitis intersticial no ulcerativa; y la cistitis intersticial ulcerativa. Dada la gran variedad de problemas vesicales, todas estas enfermedades son catalogadas como síndrome de vejiga dolorosa, que pertenece a un grupo mucho mayor de enfermedades, conocidas como dolor pélvico crónico del hombre o de la mujer.

Usualmente, esta enfermedad es nueve veces más frecuente en la mujer que en el varón; y suele ser una enfermedad que puede variar desde pasar inadvertida, en algunos casos; es decir, asintomática, hasta ser totalmente invalidante en otros.

Los síntomas pueden ser variados:

  • Aumento de la frecuencia urinaria en el día
  • Aumento en la frecuencia urinaria en la noche
  • Urgencia de querer orinar
  • Escape de orina involuntario (incontinencia urinaria)
  • Ardor o dolor al orinar
  • Dolor en el vientre bajo
  • Dolor al tener relaciones sexuales (dispareunia)
  • Dolor en la zona genital femenina (vulvodinia)
  • Orina maloliente
  • Entre otros síntomas

Debido a la diversidad de las enfermedades, el origen de ellas no suele ser el mismo. En algunos está asociado a problemas autoinmunes, a problemas obstructivos, desórdenes hormonales, infecciones crónicas mal tratadas, entre otros.

Es importante encontrar exactamente cuál es el mecanismo por el cual se está originando el problema, si es que uno busca un objetivo curativo en el paciente.

El correcto diagnóstico es muy importante para el correcto manejo del paciente. Entre los exámenes de rutina suelen estar:

1. Urocultivo/examen de orina completo

Examen que suele ser negativo en la mayoría de pacientes con el síndrome de vejiga dolorosa;  , para valorar la severidad del problema.

2. Analítica

Suelen ser necesarios, también, exámenes; como, por ejemplo:

  • Hemograma completo
  • Proteína C reactiva (PCR)
  • Cultivo de secreción vaginal
  • Dosajes hormonales de:

    ○ Vitamina D
    ○ Progesterona
    ○ Estradiol
    ○ Testosterona total
    ○ Testosterona libre
    ○ Cortisol
    ○ Hormona somatomedina C
    ○ Insulina basal
    ○ Creatinina
    ○ Transaminasas (para evaluar la función del hígado)

  • Entre otros exámenes que pueden ser necesarios para el correcto manejo integral del paciente.
3. Ecografía de piso pélvico

Al igual que en las prostatitis, la ecografía de piso pélvico es muy importante para valorar el funcionamiento de los músculos del piso pélvico, y la ubicación de los órganos de la vía urinaria y órganos sexuales femeninos; los cuales nos pueden ayudar a determinar el origen y la gravedad del problema de la vía urinaria. La elastografía suele ser parte fundamental de esta ecografía de piso pélvico.

4. Cistoscopia

La cistoscopia es un examen muy importante para poder diferenciar entre una trigonitis, una cistitis crónica y una cistitis intersticial; debido a la presencia de úlceras en algunos pacientes. En pacientes que tienen un dolor muy intenso, se puede recomendar hacer esta cistoscopia bajo sedación o anestesia. A veces, algunos médicos suelen asociar esta cistoscopia cuando es realizada con anestesia, con una hidrodistensión vesical; la cual debe ser realizada en centros especializados, debido al riesgo de hematuria (orina con sangre), luego del procedimiento.

5. Protocolo de urodinamia

Es un examen fundamental para el correcto manejo de la cistitis crónica. Evaluar la calidad de la calidad de la vejiga, la reserva funcional de la vejiga, la capacidad esfínter urinario, de los músculos y su comportamiento, son importantes para el correcto diagnóstico y manejo del síndrome de vejiga dolorosa.

6. Otros exámenes

Otros exámenes que pueden ser utilizados en algunos casos son: resonancia magnética de piso pélvico, urotomografía, urografía excretora, que puede en algunos casos seleccionados dar algún tipo de información adicional. A veces también es importante la evaluación concomitante con el ginecólogo y/o gastroenterólogo; los cuales pueden requerir ecografías transvaginales o transanales, para el correcto diagnóstico del paciente.

El tratamiento del síndrome de vejiga dolorosa suele ser un reto para la mayoría de los médicos.   multidisciplinario de varias especialidades para el correcto manejo. Dentro de estas especialidades vamos a tener:

  • Médico urólogo
  • Ginecólogo
  • Anestesiólogo
  • Psicólogo
  • Psiquiatra
  • Neurólogo
  • Fisioterapista de piso pélvico

Como especialistas necesarios para el manejo integral del paciente con cistitis crónica.

1. Tratamientos naturales 
Nutrición

La nutrición es lo más importante: una dieta antiinflamatoria, baja en carbohidratos, grasas trans y comida ácida (dieta alcalina) es necesaria. Algunos productos que se pueden utilizar también para complementar esto, son productos a base de Cranberry o D-manosa, como el Fem-Zen y el Manoberry, los cuales son usualmente prescritos en Urozen.

Algunos pacientes suelen beneficiarse también con suplementaciones de omega-3 y cúrcuma.

2. Tratamientos  orthomoleculares

Estos pacientes también suelen beneficiarse con el uso de  , en el manejo de estos problemas. La suplementación hormonal, en caso de déficit demostrado de testosterona o de progesterona o de cortisol, suele también ayudar en pacientes con cistitis crónica.

Es importante la medición previa, sea en sangre y o en saliva, de las hormonas, para poder dar el mejor tratamiento posible.

3. Tratamiento farmacológico 

Un error muy común, es pensar que solo un urólogo con un tratamiento farmacológico puede resolver este problema tan complejo. Dentro de los tratamientos más utilizados, se encuentran:

a. Antibióticos

Al igual que en la prostatitis en el varón, suele ser común el abuso de antibióticos en pacientes con este problema. El uso de antibióticos suele ser reservado para un subtipo de cistitis crónica, denominada cistitis crónica recalcitrante; en donde el tratamiento farmacológico por seis meses suele ser indicado.

En el resto de pacientes, el antibiótico suele tener un efecto  , en donde el paciente siente una mejora temporal; lo cual, muchas veces convence al paciente que es el camino correcto; sin embargo, este efecto calmante, al ser temporal, rara vez es la solución o la cura de su problema.

b. Analgésicos

Dentro de los analgésicos más comunes, se encuentran los antiinflamatorios no esteroideos o AINEs, para el manejo del dolor; sin embargo, estos antiinflamatorios suelen ser tratamientos para dolores agudos y no dolores crónicos como este caso. También pueden ser usados, en estos casos, medicamentos como el   o la morfina; tratamientos que no deberían ser indicados en casos de pacientes que, urodinámicamente, se encuentren obstruidos; o pacientes con trigonitis.

c. Tratamientos alfa adrenérgicos

La tamsulosina y la doxazosina suelen ser tratamientos de primera elección, en algunos pacientes, en donde hay sospecha o hay evidencia de obstrucción en el tracto de salida de la vía urinaria; sin embargo, no debe generalizarse su uso para todos los pacientes.

d. Relajantes musculares

También sugerido su uso en pacientes con demostrada contractura del piso pélvico. Entre los relajantes musculares más conocidos se encuentran:

    • Ciclobenzaprina
    • Pridinol
    • Alprazolam
    • Clonazepam
e. Otros tratamientos farmacológicos

Dentro de otros tratamientos farmacológicos, se suelen encontrar medicamentos anticolinérgicos como:

    • Solifenacina
    • Oxibutinina
    • Tolterodina
    • Gabapentina
    • Amitriptilina
    • Pregabalina
    • Duloxetina
    • Fluoxetina
    • Sertralina
    • Paroxetina
    • Etcétera
f. Cannabis

El cannabis también suele ser útil en muchos pacientes con síndrome de vejiga dolorosa; sin embargo, su uso debe ser reservado para médicos que sepan cómo manejar este medicamento. La combinación de cannabis puede ser a base de CBD y/o  , según el caso.

1. Electroestimulación

Mediante la electroestimulación pélvica o la electroestimulación pretibial, logramos disminuir la frecuencia de las micciones, y logramos disminuir, muchas veces, los síntomas urinarios en pacientes con contracturas crónicas del piso pélvico. Este es considerado un tratamiento de primera línea, junto con la fisioterapia, para el manejo del síndrome de vejiga dolorosa.

2. Fisioterapia

La fisioterapia es piedra angular para el manejo de la vejiga del síndrome de vejiga dolorosa. Muchas veces es casi imposible solucionar el problema de la vejiga dolorosa sin la ayuda de un tratamiento fisioterapéutico especializado en el piso pélvico.

El fisioterapeuta especializado debe evaluar, durante la consulta, qué métodos utilizará, como masajes, estiramientos, tecarterapia, magnetoterapia o biofeedback, para el manejo del síndrome de vejiga dolorosa.

3. Electromagnetismo

Al igual que en la prostatitis, también puede ser utilizado para el manejo del dolor pélvico crónico, en ciertos casos, donde haya una demostrada contractura del piso pélvico. En Urozen utilizamos la tecnología Starformer de la marca Fotona, debido a que tiene la capacidad de programar la silla electromagnética, no solo para contraer los músculos, sino para estimular la relajación de los músculos, y suele ser muy útil en este tipo de pacientes. Es considerado como un tratamiento de segunda línea.

4. Ondas de choque de baja intensidad

Investigaciones recientes han demostrado que las ondas de choque de baja intensidad, colocadas en mujeres con contracturas severas del piso pélvico, hipoxias pélvicas y fibrosis, e inclusive con pacientes con cistitis crónicas ulcerativas, suelen tener una buena respuesta al manejo con ondas de choque de baja intensidad.

5. Instilaciones vesicales

Cuando yo estuve en la cruzando la residencia, las instalaciones vesicales eran hechas con heparina, lidocaína y bicarbonato. Con el advenimiento de nuevas épocas, se han desarrollado destilaciones especiales a base de ácido hialurónico, los cuales tienden a aliviar muchos problemas de cistitis crónica o también de infecciones urinarias recurrentes, que lo veremos en otro acápite.

Estas destilaciones suelen ser hechas una vez por semana, por seis semanas, y luego puede requerir ciertos refuerzos según criterio médico.

Muy útil en el caso de presencia de ulceraciones en la vejiga.

 

Para casos severos, reservamos tratamientos más avanzados, como la toxina botulínica intravesical o intralesional en los puntos gatillos del piso pélvico.

1. Plasma rico en plaquetas y/o corticoide intravesical

Reservado para la presencia de úlceras en la vejiga, se limita su uso a la presencia de menos de diez úlceras en la vejiga, teniendo una buena respuesta.

2. Células madre y exosomas

Indicado, más que  , en vejigas de baja capacidad y con múltiples ulceraciones en la vejiga.

Suele indicarse su uso en combinación con toxina botulínica y métodos no invasivos como la fisioterapia u ondas de choque.

3. Neovejiga
Cuando todos estos métodos han fracasado o la vejiga se encuentra disminuida de tamaño, con una capacidad menor de 100 a 150 cm³, se considera que esta vejiga, muchas veces es no recuperable. En esos casos se evalúa con el paciente, la realización de dos procedimientos: ampliación vesical y/o neovejiga; los cuales implican la colocación de un injerto de intestino (total o parcial) sobre la vejiga, para aumentar su capacidad. Este es considerado el último recurso para solucionar un problema cuando la vejiga está prácticamente dañada en su totalidad.
 

Los riesgos de este procedimiento son durante la cirugía o en el postoperatorio inmediato. El paciente, con los meses, puede referir, a veces, infecciones urinarias recurrentes y/o incontinencia urinaria; sin embargo, poniendo en una balanza, los pros y contras, los pros suelen superar ampliamente a los contras cuando este procedimiento está bien indicado.

Los factores de riesgo de la cistitis crónica son muy variables, como por ejemplo:

  • Aguantar el orinar
  • Tomar poca agua
  • Infecciones urinarias a repetición
  • Abuso de antibióticos
  • Que generen resistencia bacteriana
  • Estrés crónico
  • Déficit de testosterona
  • Déficit de progesterona
  • Déficit de cortisol
  • Acortamientos o contracturas del piso pélvico
  • Relaciones sexuales contra natura
  • Entre otros